Frankenstein (2025).
“Solo los monstruos juegan a ser dios.”
Guillermo del Toro nos presenta su particular visión del engendro imaginado por Mary Shelley, donde opta por humanizar al monstruo más incluso que a su propio creador, el doctor Victor Frankenstein.
Al igual que hiciera en los inicios de los años 90 Francis Ford Coppola con el vampiro de Bram Stoker, el cineasta norteamericano ahonda en el personaje del monstruo de Frankenstein, presentándolo como un ser atormentado, triste y reflexivo fruto de las ambiciosas ideas de su padre creador, llegando a convertir una cinta de ciencia ficción en un drama épico.
"Soy el hijo de un osario, un despojo, un monstruo."
El artista elegido para el papel del imaginativo doctor es el guatemalteco más internacional, Oscar Isaac, a quien llega a eclipsar la extraordinaria interpretación del esbelto actor australiano Jacob Elordi (serie “Euphoria”) de casi dos metros de estatura, quien ocupa el rol de la letal criatura. Entre los secundarios, destaca el maestro de actores Christoph Waltz, que asume el alter ego del mentor y mecenas de Victor Frankenstein.
El oscarizado director mejicano, como ya ha demostrado en repetidas ocasiones (“El Laberinto del Fauno”, “La Forma del Agua”), cuida los detalles hasta límites insospechados; desde el atrezzo más nimio de un decorado hasta el más vistoso vestuario que se nos muestra en pantalla. La factura de esta obra gótica rodada entre Reino Unido y Canadá y estrenada directamente en Netflix es impecable, avalando dicha afirmación su extraordinaria fotografía, su acertada banda sonora, sus efectos especiales y un guion firmado por el mismo del Toro con el que logra pegarnos a la butaca durante nada menos que 150 minutos de metraje.
Puntuación personal: 7
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