“He comprado una araña...”
El cine galo suele ser sinónimo de calidad en la mayoría de los géneros que aborda... pero el de terror a menudo es la excepción, como ocurre en este caso.
Con un reparto poco o nada conocido en nuestro país, la película podría ser un cocktail francés venido a menos de las célebres “Aracnofobia” (1991), “Rec” (2007) y "The Relic" (1997) donde sus protagonistas lidiarán con una plaga letal de arañas que se multiplican y crecen en cuestión de horas.
Aun teniendo un buen planteamiento como largometraje de terror del subgénero de animales salvajes descontrolados, la puesta en escena de la historia pincha en hueso. La falta de medios son suplidos por movimientos rápidos de cámara, mucha oscuridad, planos desenfocados y confusión.
Los efectos especiales no impresionan, aunque sí lo hace la banda sonora... pero por mala. Si aquí nos quejamos del terrible reggaeton, esperad a someter a vuestros oídos al rap francés.
La crítica especializada puntúa en general alto a este drama de terror, lo cual suele ser más inquietante que unas arañas corriéndote por la piel. En definitiva, un filme más de terror que no recordaremos pasados unos meses de su estreno.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 5,5
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