“Las fábricas siguen necesitando máquinas, y las máquinas siguen necesitando piezas. Yo soy un hombre de negocios.”
El actor dramático londinense del momento, Benedict Cumberbatch, protagoniza y produce ejecutivamente este thriller de espionaje basado en hechos reales, sobre la crisis de los misiles de Cuba que ahora, con la invasión rusa en tierras ucranianas, vuelve a estar de actualidad.
“Quizá seamos los únicos, pero así se cambian las cosas.”
Cumberbatch es un ingeniero dedicado al comercio, que es reclutado por el MI6 británico para colaborar con uno de los espías rusos más importantes del pasado siglo, con motivo de superar la famosa crisis nuclear sufrida durante la legislatura de JFK.
El filme, aunque bien facturado y estupendamente ambientado en los inicios de la década de 1960, eligiendo como localizaciones Gran Bretaña y República Checa, se hace tedioso con sus casi dos horas de metraje y su ritmo excesivamente lento. No obstante, siempre es un placer disfrutar a este monstruo de la interpretación en la gran pantalla.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
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