La Sirenita (2023).
“Una sirena no tiene lágrimas y por tanto, sufre mucho más.” (Hans Christian Andersen).
Siguiendo la estela de otras obras de animación de Disney, llega a nuestras pantallas la versión en imagen real de “La Sirenita" de 1989.
Es Rob Marshall el regidor elegido para llevar los mandos del filme; un director acostumbrado al cine musical (“Chicago”, “Nine”, “El Regreso de Mary Poppins”), y que aquí nos presenta una cinta del género fantástico basada en el célebre cuento de Andersen y con un presupuesto de más de 200 millones de dólares.
"Nuestros mundos no están destinados a estar juntos."
El cast lo encabeza la joven chica Disney Halle Balley -actriz, cantante y compositora- quien encarna a la protagonista, luciendo una particular belleza a pesar de albergar una enorme distancia entre ambos ojos, lo cual no le resta apenas atractivo. Le sigue nuestro actor más internacional, el republicano Javier Bardem interpretando al rey Tritón y padre de Ariel, quien para tener nombre de detergente de ropa blanca, aparece de lo más oscurita... En el papel de su villana tía tenemos a la oronda Melissa McCarthy, quizá la comediante con menos vis cómica de Hollywood, pero que aquí aborda un rol dramático.
Es llamativa la elección de la persona que encarna a la madre del príncipe: una actriz británica negra encargada de hacer las veces de reina en un mundo occidental ambientado en la época de la esclavitud... cosas de la inclusión.
La música, al igual que la versión animada de 1989, corre (parcialmente) a cargo de Alan Menken (“Aladdin”); los estupendos, coloridos y costeados efectos visuales son responsabilidad de diversas compañías, entre la que destaca la ILM; y la principal localización elegida es la costa italiana.
Lo mejor de este largometraje de 135 minutos de duración: el espectáculo visual que nos ofrece.
Lo peor: la inclusión forzada para contentar a los inevitables PC ("políticamente correctos” que diría la irreverente serie de animación “South Park”).
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6
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