Aquaman y el Reino Perdido (2023).
"Soy padre, guerrero y amigo. Soy Aquaman.”
El pequeño cineasta malayo James Wan estrena la secuela del superhéroe atlante de DC Comics.
“Un verdadero rey levanta puentes."
De nuevo, Aquaman aparece con los rasgos del corpulento Jason Momoa para repartir “amor” entre sus enemigos ayudado de su inseparable tridente. Junto a él, la hembrista Amber Heard vuelve a hacer las veces de su guerrera esposa; Patrick Wilson, que interpretando a su hermano, gana protagonismo respecto a la primera parte; Nicole “Cara de Plástico” Kidman repite como la madre de nuestro héroe; el sueco Dolph Lundgren vuelve a encarnar al rey Nereus y el neozelandés Temuera Morrison es, una vez más, el padre de la criatura e improbable esposo del personaje de Kidman.
Aunque en esta ocasión los aficionados a las cintas de superhéroes disfrutaremos viendo la acción sin fin de esta película, los efectos especiales de la compañía ILM, la hermosa fotografía que la inunda e inclusive oyendo su bonita banda sonora a cargo del responsable del score de “Wonder Woman”, lo cierto es que ni DC ni Marvel logran convencer ni al público ni a la crítica especializada en lo referente a los últimos estrenos de superhéroes, no pasando del aprobado tanto en un caso como en el otro. El filme que nos ocupa no deja de ser un producto de consumo dirigido especialmente al público joven, con grandes dosis de fantasía y un poco de humor fácil para contrarrestar la violencia de sus escenas, sazonado todo esto con un sencillo mensaje ecologista que poca mella hará en la conciencia de los espectadores.
Digna de mención son las localizaciones elegidas para la realización de esta cinta de 185 millones de presupuesto, ya que el Rey de las profundidades y el set de rodaje se pasean literalmente por Hawaii, Los Angeles, Nueva Zelanda, Nueva York, la Antártida, Islandia, Groenlandia, Tailandia, Italia, la India y Namibia.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
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