La Trampa (2024).
"Todo este concierto es una trampa."
Como casi cada año, el cineasta indio Manoj Night Shyamalan nos invita a pasar un "buen" rato con su último thriller de suspense o terror. Este verano ha sido Josh Hartnett el actor elegido para tensarnos en la butaca interpretando a un peligroso sicópata acorralado.
Uno de los principales handicaps de estrenarte con una obra maestra del cine de suspense como fue "El Sexto Sentido" (1999) -que en realidad fue su tercer largometraje- es la dificultad de superarte con posteriores trabajos. Quizá por ello, M. Night Shyamalan jamás ha logrado hacerlo, a pesar de haber creado buenas películas del género.
"No eres un monstruo siempre".
En esta ocasión, Shyamalan narra el cerco e intento de captura de un asesino en serie interpretado por el espigado actor estadounidense de 46 años, quien sin conocer las intenciones de las autoridades de la ciudad de Filadelfia, acude a un concierto pop con su hija mayor. Como es costumbre en sus filmes, el director se reserva un papel secundario. Esta vez asume el rol del tío y manager de la cantante pop del citado concierto, aunque curiosamente es el padre de ésta en la vida real. La chica, cantautora norteamericana ya consagrada a sus 28 años, de nombre Saleka (Night Shyamalan), es la responsable de interpretar todos los temas que a lo largo de los 105 minutos del largometraje escuchamos en el escenario de la sala de conciertos.
El drama de suspense (filmado en Toronto) logra atraparnos gracias al desarrollo de la historia en la que el malvado personaje principal improvisa sobre la marcha cómo salir del atolladero en el que se ve envuelto, mientras ejerce de padre enrollado durante el concierto de una estrella ficticia del pop. A pesar de la experiencia de Hartnett, hay algo que no termina de convencer en la interpretación de su personaje; quizá los cambios de registro poco contenidos, quizá las muecas algo forzadas. No obstante, nos encontramos ante una película entretenida que merece formar parte de los filmes destacados del autor.
Nota: a pesar de echar mano del humor negro en diversos momentos del thriller, la escena poscréditos -en mi opinión- está de más.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
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