"Está dentro de mí. No dejes que posea a mis hijos.”
El cineasta Sam Raimi deja las labores de dirección al irlandés Lee Cronin -habitual del género- quien también firma el guion de esta secuela de la película de culto y ópera prima de aquél, “Posesión Infernal” (1981).
La cinta, una obra puramente gore donde sus creadores han llegado a emplear la friolera de más de 6500 litros de sangre artificial, nos devuelve al terreno de las posesiones demoníacas, aunque esta vez cambiando el tenebroso bosque por unos lúgubres apartamentos donde una madre, sus tres hijos y su hermana tendrán que lidiar con el Mal atraído al seno de su familia por el temible Libro de los Muertos acompañados por unos oportunos vinilos.
"¿Quién quiere ser el siguiente en pudrirse? Pito… Pito…"
La poseída matriarca tiene los rasgos de la modelo australiana Alyssa Sutherland, una de las actrices secundarias de la conocida serie "Vikings". El resto del reparto (mayoritariamente oceánico) es desconocido para el público español. Las localizaciones de esta producción estadounidense han sido elegidas en Irlanda y Nueva Zelanda.
El filme, con una excelente acogida por parte de público y crítica, se posiciona como una importante apuesta dentro del género de horror en los estrenos del año, con una magnífica puesta en escena, una ambientación impecable, unos buenos efectos especiales más analógicos que digitales superando a los de otras partes de la saga y con una fotografía cuasiperfecta, donde el regidor nos muestra todo lo que quiere que veamos sin mostrar más luz de la precisa.
Cronin ha hecho un buen trabajo volviendo a recuperar el espíritu de la cinta de 1981: con similar metraje (hora y media), sin el humor de otras secuelas protagonizadas por el amigo de Raimi -Bruce Campbell, quien aquí hace también labores solo de productor ejecutivo- y con mucha, mucha sangre...
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
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