"Los papas pueden retirarse... o morir repentinamente...”
Richard Armitage -inolvidable Thorin “Escudo de Roble” en la trilogía de “El Hobbit”- es el 'hombre de Roma' enviado por El Vaticano a la ciudad de Sevilla para esclarecer unas muertes acaecidas en extrañas circunstancias en una Iglesia hispalense.
La exitosa novela de Arturo Pérez-Reverte publicada en 1995 es llevada al cine por segunda vez y con desigual resultado. Nos encontramos ante un fallido intento de mostrar en pantalla grande un interesante thriller literario escrito por uno de nuestros novelistas más brillantes.
Entre los secundarios de esta coproducción (España-Colombia-Italia) destaca la española Amaia Salamanca (“Fuga de Cerebros”) y su paisano Jorge Sanz, en el papel con menos texto de su carrera. Aparte de otros madrileños, el reparto lo completan británicos como la octogenaria Fionnula Flanagan, en el rol de la madre de la joven actriz y Paul Freeman, a quien muchos recordarán como el arqueólogo enemigo de Indiana Jones en “En Busca del Arca Perdida”. El italiano Franco Nero encarna al papa de Roma.
Lo mejor de este largometraje de 100 minutos de duración es, sin duda, la principal localización elegida: Sevilla (y Carmona), donde se pueden apreciar sitios tan emblemáticos como nuestro río, la Calle Betis (Abades Triana), el Arenal, nuestro ayuntamiento, la Giralda o la Torre del Oro. También se ha filmado en Roma y Madrid.
Lo peor: la forzada interpretación de unos actores españoles de segunda y las escenas de acción, que después de ver la reciente “John Wick 4”, nos causa vergüenza ajena cuando menos.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 5,5
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