Hereditary (2018).
Rara, bastante rara, pero inquietante. El semidebutante Ari Aster (también responsable del guión de la cinta que nos ocupa) nos trae esta historia indie sobrenatural con dos veteranos como son Toni Collette, quien vuelve al terreno de lo paranormal como ya hiciera en la excelente "El Sexto Sentido", y Gabriel Byrne, que aquí ya no es el Lucifer que encarnara al filo del actual siglo para sufrimiento de Arny Schwarzenegger, sino todo lo contrario; un buen hombre, marido y padre caído en desgracia por la familia que le ha tocado. Ambos actores hacen también las veces de productores ejecutivos.
Surrealista como “Madre!" (de Aronofsky) y sobria como si de "El Resplandor" de Kubrick se tratara, la película nos lleva lentamente al climax de la misma sin prisa... sin ninguna prisa, pero aunque se trate de más de dos horas de metraje hay que reconocer que nos puede llegar a erizar el vello en algún momento. Lo malo es que la crítica la pone bien... así que... mal asunto...
No me atrevo a recomendarla pues no es terror al uso. No es del estilo de “El Exorcista” como la anuncian en el afiche (ver foto), pero tiene su aquél. La música, por su lado, nunca será comparable a la de Oldfield (es la típica banda sonora de melodía constante y ascendente en su volumen, pero discretamente efectiva). La niña escogida debuta también en el terreno de la ficción y no lo hace mal. Pero hay más protagonistas; también la casa, como ocurriera con “Madre!”, tiene su relevancia.
En resumen, tendréis que verla para opinar si mereció la pena o no...
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6
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