Malasaña 32 (2020).
"¿No habéis tenido suficiente amargándonos la vida en el pueblo que tenéis que amargárnosla también aquí?"
España suele saber hacer dos tipos de cine: comedias de usar y tirar, y dramas de terror de calidad, y en esta ocasión estamos ante lo segundo.
Como ocurriera con “Verónica” de Paco Plaza, la cinta que nos ocupa está basada en hechos reales. Unos horribles acontecimientos vividos a mitad de los años 70 en pleno Madrid (donde se filma la casi totalidad de la película) por una humilde familia llegada de su pueblo para emprender una nueva etapa.
Como ocurriera en la magistral “It” -con quien, por cierto, comparte un actor; Javier Botet, acostumbrado a encarnar espigados monstruos gracias a sus casi dos metros de estatura, y que en este largometraje se reserva además un segundo papel secundario- lo que más miedo da de la historia no es tanto la parte de las desapariciones, sustos y demás momentos de terror, como la realidad ultraconservadora que la familia protagonista vive y que el guión procura criticar con sutileza (homofobia, aborto y machismo que tanto se están volviendo a revivir en nuestros días).
Tanto la crítica como el público no termina de ponerse de acuerdo valorando el trabajo del director. Para mí es una muy digna obra de horror español, donde sus primeros sustos pueden parecer infantiles o como mínimo clásicos, pero cuya historia mejora conforme pasan los 90 minutos de metraje que tiene.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
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