Grupo Salvaje (1969).
“Empezamos juntos y terminaremos juntos.”
Comienzo este álbum de críticas cinematográficas de mis películas favoritas con la que ocupa el primer puesto: la obra maestra del perfeccionista cineasta californiano Sam “el Sangriento” Peckinpah, un genio del cine de acción del pasado siglo.
“Si se mueven, mátalos.”
La cinta, rodada entre 1968 y 1969, cuenta las aventuras y desventuras de un grupo de atracadores de bancos que se ven inmersos en la guerra mejicana durante 1913, año en el que se desarrolla la trama. Casi dos horas y veinte minutos de magníficas interpretaciones, violencia, injusticias y persecuciones que originalmente casi rozaba las cuatro horas de metraje.
Tras esta cinta -que marcó un antes y un después en el cine en general y en el género western en particular- Peckinpah (coguionista de la obra) sería mirado con ojos poco amistosos por sus colegas a causa de la extremada violencia de esta y del resto de sus largometrajes.
"-¡Eh, Pike! ¿sabrás manejar la ametralladora?
-Cuando no sé una cosa, ten por seguro que la aprendo."
El reparto no tiene desperdicio. Se trata de algunos de los mejores artistas de la época. Como protagonista, y tras haber sido rechazado el papel (Pike) por galanes de la talla de Lancaster, Heston o Mitchum, tenemos al malogrado William Holden. Le acompañan (también en la mítica foto del afiche) Ernest Brignine, Ben Johnson y Warren Oates. Otros actores son el veterano Robert Ryan y Edmond O’Brien, a quien en sus años de galán le llamarían “el Roba-planos”.
"-¿Le darías tus armas para que mataran a tu madre, a tu padre o a tu hermano?
-10.000$ pueden cortar muchos lazos familiares…"
Se dice que Peckinpah quería mostrar con todo detalle el impacto que produce un disparo de gran calibre, y vaya si lo consiguió -si hacemos la concesión, claro está, de los limitados efectos especiales de hace medio siglo.
Se efectuaron 90000 disparos en el rodaje (más que en toda la guerra de Méjico), sangre simulada a borbotones, y la escena final inspirada en la de “Dos Hombres y un Destino” hizo que de 3,5 millones de presupuesto de la época, se disparara a casi el doble. Una escena de poco más de 5 minutos auténticamente antológica.
Sus críticas y la acogida por parte del público fueron sobresalientes. Solo me queda por recomendar su visionado de manera imperiosa.
Raúl Cabral.
Puntuación personal: 9 (único entre todas mis críticas hasta la fecha).
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